Paz en Colombia

Y en América Latina toda. Una noticia y un hecho histórico para celebrar.

Nuestra Cátedra sabe del esfuerzo y la intervención del Papa Francisco para llegar a este momento tan deseado.

Fue la guerra civil más larga en la historia de nuestro continente.

Si pensamos que la guerra civil es la más cruel de las violencias porque es el asesinato entre hermanos, a tal punto que los antiguos griegos tenían un nombre propio para la guerra convencional –polemos- y otro para la guerra interna –stasis- podemos tomar clara dimensión de que lo sucedido ayer ha sido un antes y un después en la historia contemporánea de Colombia.

América Latina ha ganado la durísima batalla de décadas que concluyó ayer con la firma del acuerdo de paz  anunciado por el presidente Juan Manuel Santos.

Cuando Francisco, líder de líderes, insiste en ganarle a las diversas guerras que se dan en el mundo, y cuando este acto de firma de paz en nuestra Patria Grande se concreta, la alegría del corazón hace que renovemos los esfuerzos por alentar el diálogo y la cultura del encuentro.

Sin ser ingenuos nos corresponde continuar diseminando el magisterio de Francisco, porque muchos actores predominantes de la vida política, económico-financiera y hasta cultural no quieren la paz y no la han querido.

En la Colombia de hoy se sabe que hubo grandes intentos para que fracasara el acuerdo de paz. Negocios de armas, narcotráfico y –lo cual es más peligroso aún- ideologías bélicas hicieron lo posible por no llegar al momento de la firma de la paz.

Los problemas de América Latina continúan, sobre todo los de las desigualdades que producen grandes vulneraciones a los derechos humanos de los más humildes. Pero ello no debe minimizar la celebración de la llegada de la paz en un país con más de cinco décadas de violencia, de muertes y de peligros de todo tipo.

No podemos dejar de reiterar el papel central de Francisco en la solución del conflicto colombiano, como tampoco el de Cuba y su presidente, Raúl Castro. Y la decisión política de líderes que, como Piedad Córdoba batallaron a favor de la paz a pesar de todos los costos personales. Y el presidente Juan Manuel Santos y los jefes de las guerrillas Farc-EP ( o deberíamos decir las ex guerrillas) que con decisión y valentía negociaron la paz.

Ahora es tiempo de alegría y celebración para todo el continente que quiere la paz. Y ahora también, seguramente y como anunció el presidente Santos, llega el tiempo de la reconciliación y de la reconstrucción.

Y porque las guerras continúan en muchas geografías, y porque hay muchos intereses que apuestan a la violencia, la alegría de hoy tiene que ser motor de contribuir desde nuestros pequeños lugares, al fomento de la paz porque los conflictos no se resuelven sin el compromiso por los humildes y los vulnerados de nuestra América.

 

Translate »