Inició el Ciclo 2016, con el encuentro dedicado a la Educación y el debate de cómo superar la obsolescencia del sistema educativo

La Cátedra del Diálogo y de la Cultura del Encuentro dio inicio a un nuevo ciclo de Encuentro y Diálogo, a través de una charla dedicada al debate sobre educación. Presentó un proyecto para que el sistema educativo deje la “obsolescencia” gestada en el siglo XIX, con “escuelas que están hechas para ser jaulas” con docentes y alumnos “aburridos”, y dé un “salto evolutivo” hacia instituciones “abiertas”, que incluyan “la pedagogía del entretenimiento”, entre otras prácticas de formación.
El espacio de producción y transferencia de conocimientos expuso la iniciativa en la tarde del 28 de abril último en la sede porteña de la Fundación Panamericana para el Desarrollo de Altos Estudios -una de las instituciones impulsoras de la Cátedra-, situada en el tercer piso del edificio ubicado en la avenida Córdoba 1856, del barrio de Balvanera.
“La educación tiene un problema que es la calidad, que está muy lejos de satisfacernos: todo va en piloto automático. Proponemos un salto evolutivo, un crecimiento hacia un lugar más complejo”, resaltó José Romero, doctor en Ciencia Política y presidente de la Fundación para los Estudios Internacionales (FUNPEI), otra de las entidades promotoras de la Cátedra.
Romero, quien disertó en el marco de un debate titulado «Educación, diálogo e innovación: el desafío de pensar nuevos mundos educativos», advirtió que “a la escuela la tenemos congelada”.
En la misma línea otro de los oradores, el antropólogo Luis Liberman, director general de la Cátedra, destacó que el proyecto, denominado Nuevo Mundo Educativo (NME), representa  “un desafío”. “Porque propone romper nuestros significantes, las formas en que entendemos a un sistema escolar que está arraigado profundamente en el Estado, en el siglo XIX, en las sociedades de disciplina y, fundamentalmente, en la demanda necesaria de frustración y fracaso que docentes y alumnos deben compartir para que a nadie se le ocurra cambiar algo llamado mundo”, adujo.
Romero, a su turno, alertó que “la escuela ya no tiene un destinatario, el tradicional ignorante que había que civilizar, sino que ahora tiene dos destinatarios más: los fastidiados, los aburridos; y los inútiles, las personas que son estigmatizadas como que no sirven para nada”.
Durante el encuentro, fue proyectado el cortometraje «Arriba Juan», protagonizado en clave de humor por el actor Hugo Arana, quien representa a un educador que se niega a ir a dictar clases ante el hastío que la significa la rutina escolar.
El presidente de FUNPEI, después, explicó que, “para dar el salto evolutivo”, la iniciativa prevé “cuatro vectores hacia los cuales tenemos que tender docentes, padres y alumnos. Cuatro pedagogías nuevas: la del diseño, la de la comunicación, la del entretenimiento y la de la investigación y la gestión”.
Romero, luego, especificó que el proyecto contempla “un lugar diferente” para que “los vectores” de la iniciativa “se desarrollen”.
Sobre ese punto, los arquitectos de FUNPEI Nicolás Pombo y Florencia Sadone explicaron que, en la escuela, hay que “salir del encierro y abrir su estructura”. Para eso, una institución educativa debe contar con un espacio denominado Nube, donde se ponga en práctica la pedagogía del entretenimiento, con gradas, librerías y mediatecas. Otro sector llamado Canal, para la pedagogía de la comunicación, con espacios temáticos para las diferentes asignaturas con un minicine, sillas sueltas y áreas con mucha luz. Un tercer sector denominado Usina, para la pedagogía del diseño, compuesto por espacios curriculares donde los docentes trabajen acompañados por fotógrafos y programadores para poder generar contenidos. Y un cuarto espacio, llamado Servidor, para la pedagogía de la investigación y la gestión, con sectores para la Dirección de la escuela vidriados, con el fin de que no haya límites jerárquicos y la familia tenga acceso.
En esa línea, el director académico de FUNPEI, Jorge Noro, destacó que “el formato hace a lo de adentro”. Y alertó que las escuelas “no están hechas para ser jaulas”. Para eso, “los educadores deben querer y saber volar”, resaltó. “Los hombres quieren volar pero temen el vacío, no pueden vivir sin certezas, por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde las certezas se pagan con encierro”, enfatizó. Y concluyó: “El vuelo no puede ser enseñado, sólo puede llenarse de entusiasmo y de valor”.
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