El año pasado, el Vaticano habilitó baños y peluquerías para indigentes en la Plaza San Pedro, además de un paquete con los productos necesarios para mantener la higiene. Al respecto, el encargado de limosnas del Papa, monseñor Konrad Krajewski, dijo que el proyecto era necesario porque frecuentemente se rechaza a los indigentes por falta de higiene. El mismo proyecto, y por pedido de Francisco, será implementado en Buenos Aires en la Basílica Sagrado Corazón, donde ya se reconstruyeron los sanitarios.
De acuerdo a lo relatado por Sebastián, párroco Sagrado Corazón de Jesús, los baños fueron reestructurados y muchos de ellos cedidos a los indigentes para que se sientan «dignos» y «atendidos». «Nos pareció que podía llegar a ser interesante reestructurar los baños y ceder parte de los de la parroquia que no se usaban y ponerlos a disposición de los más necesitados en la Ciudad de Buenos Aires», precisó.
Al respecto, Sebastián expresó que a un indigente poder bañarse, «le da dignidad». «Es una manera de sentirse digno. Muchos me han dicho: ´Padre, nuestro problema no es comer. Lo que nos mata es cuando la gente pasa al lado nuestro y son indiferentes´, dijo tras aclarar que tiene que ser un espacio para que la gente se sienta recibida, y pueda acceder a un «lugar de sanidad física y espiritual donde se sientan recibidos».
En lo que refiere a cómo llegará esta información a la gente en situación de calle, el hombre subrayó que «hay mucha publicidad». «Esto nosotros no lo hacemos solos: está la Asociación Miserando de por medio y la Cátedra del diálogo y la cultura del encuentro que están capacitando a los voluntarios para llevar adelante esto. Además hay mucho boca en boca y vinculación con algunas organizaciones que están trabajando con gente de cierta vulnerabilidad social en las villas y hogares y creemos que eso también nos favorece mucho porque creemos que la gente en situación de calle va llevando también a familiares y van comunicándose entre ellos».